miércoles, 18 de julio de 2012

EDITORIAL






Siempre existen cosas que nos motivan a hacer algo, que según teóricos de la filosofía, son parte del ser humano que están presentes, pero salen a relucir en momentos trascendentes; este trabajo es una muestra de aquello, pues hurgar en la memoria colectiva oral y visual de un rincón de la provincia de Cotopaxi representa de mucha importancia para el equipo de extensión universitaria, a quienes, se nos ha conferido el honor de realizar este trabajo, primero por ser cotopaxenses, segundo por ser miembros activos de la , recordando la premisa de la “La universidad del pueblo y para el pueblo”, tercero por ser pujilenses, y  es parte importantísima de este cantón.
Llegar a conocer la manera en que la gente que habita allí llevan su vida, siempre será un regalo, saber que la cerámica no es de hoy o de hace poco, si no centenaria, además de ver crecer a sus habitantes, y mas aun, poder colaborar para que tengan un material escrito de parte de su historia, que perdurara y no se perderá en el tiempo, nos llena de alegría.
La primera visita fue algo así como redescubrirnos a nosotros mismos, mas al saber que no existe algún documento que de fe de su historia, supimos que era el momento adecuado de iniciar un trabajo que esperamos, con el apoyo de la  no se queda ahí, si no que más bien crecerá y tomara forma, como una semilla en el campo, o que pasara de ser barro rojizo y en bruto esparcido en el suelo, una metamorfosis a una cerámica con exquisitas características que lleva parte de la tierra, de la gente y de su vida.
Hoy Pujilí, y en especial la gente de, está lleno de gente joven que no se olvidan de sus orígenes, que no quieren ya llevar algo de Pujilí al mundo, si no que más bien quieren que el mundo llegue a Pujilí, jóvenes emprendedores, estudiantes y profesionales que están aquí presentes o que laboran en muchos lugares del país y el mundo, pero que su corazón está presente siempre en su hogar, s tierra natal.

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